Celso Furtado nos presenta —en un antilibro-académico, según su propia expresión— una visión de conjunto del surgimiento y la difusión de la civilización industrial, considerada como convergencia de dos procesos de creatividad cultural: la revolución burguesa y la revolución científica; la primera, entendida como imposición de la racionalidad instrumental a la organización de la producción, y la segunda, en tanto predominio de un concepto de la naturaleza como sistema dotado de una estructura racional escrita en caracteres geométricos, según la expresión de Galileo. La dependencia y las formas de poder en que se funda el orden económico internacional son considerados aquí dentro del marco de la difusión de la civilización industrial. El estudio de las relaciones entre creatividad y acumulación permite observar la creciente subordinación de la racionalidad de los fines a la de los medios: la subordinación de la ciencia a la tecnología, de la creación artística a la comercialización. Dentro de este mismo marco apunta sus razones por las que se piensa que las revoluciones socialistas de este siglo no podrán producir un nuevo modelo de revolución. Pero también se señalan las tendencias más importantes del proceso histórico actual: el surgimiento de nuevas formas de poder en la esfera internacional, que abren la posibilidad de superación de la dependencia, y las profundas grietas por las que brotan movimientos que apuntan en dirección de un nuevo concepto del arte como expresión no mediatizada de la vida en dirección de nuevas relaciones con la naturaleza dentro del movimiento ecologista y en dirección de nuevas relaciones entre los sexos dentro del movimiento feminista.