La catástrofe constante: desnutrición, hambrunas y sequía trata de la sequía de 1972 y enfatiza las condiciones sociales subyacentes que están relacionadas con sus efectos. El libro examina la relación de la sequía como evento meteorológico y la hambruna que resulta como evento social. Los efectos de las catástrofes naturales son transformados por estructuras sociales y procesos políticos en muchos países del mundo, más de lo que puede atribuirse a la causa física en sí. Un paralelismo sorprendente que emerge en el estudio es que el análisis climatológico implica referencia a procesos espaciales y temporales a gran escala. La hambruna también ocurre como anomalías dentro de los procesos a gran escala de la sociedad; la hambruna cambia los niveles nutricionales en las comunidades. El texto propone un marco teórico para una herramienta de diagnóstico metodológicamente adecuada que puede utilizarse en el estudio de los "hechos fácticos" en casos previos de grandes desastres por factores climáticos. Los estudios de caso incluyen los que ocurrieron en el Sahel, Etiopía, India, China, Reino Unido y Brasil. Entre varias recomendaciones, una que propone el libro en la gestión de los efectos de la sequía, es adoptar un enfoque similar al de la Cruz Roja