El libro aborda la discusión socio-ambiental en torno al estudio de impacto ambiental del proyecto minero Minas Conga (Cajamarca, Perú) entre 2010 y 2012. Es un ensayo sobre el papel de los expertos (ingenieros y técnicos) en la toma de decisiones políticas. El hilo conductor del trabajo es un razonamiento moral que resulta estar bastante extendido en la cultura pública peruana. Se trata de la distinción entre silencio técnico y el ruido político (término usado para desmerecer o deslegitimar la resistencia o la protesta). En el libro busco discutir ese razonamiento (y sus variaciones). Sobre todo, porque esconde una fe desmesurada en la técnica como medio para resolver asuntos que son al mismo tiempo políticos. Sin embargo, la historia que describo tiene una particularidad: para salir airosos de las discusiones socio-ambientales no es posible escapar de los términos, procedimientos e informes técnicos. En todo momento, la política es traducida a un lenguaje técnico por los actores concernidos. Esa es la paradoja: Minas Conga fue un asunto político y por eso era inútil subordinarlo al silencio técnico; pero, tal como se desarrollaron los acontecimientos, nadie podía eludir la traducción técnica de los intereses políticos en juego (ej. estudios de impacto, evaluaciones oficiales, peritajes internacionales, contra-informes). Esa traducción terminó por corroer el rumbo de la controversia, enfatizando el estigma (contaminados vs contaminadores, gente vs técnicos, agua vs oro) por sobre los ideales cívicos y la buena conversación. ¿Cómo salir de esta paradoja? La propuesta del libro se resume en tres ideas: (1) la técnica es una forma de mediación entre la naturaleza y la política, por lo tanto no puede ser amoral y obliga a verla a partir de sus relaciones y no como una entidad aislada; (2) conviene pensar en términos de ensamblajes de naturaleza-sociedad, en lugar de ver a ambas como dimensiones divorciadas y contrapuestas a priori, y (3) para la prevención, valdría la pena poner en práctica un experimento colectivo que llamo "foros híbridos", o sea, un espacio para la conversación informal que habilite imaginar escenarios posibles (incluso los más descabellados) e incorporar más y más portavoces de la naturaleza y la sociedad, sin mayor distinción. Como cualquier experimento, puede fallar; pero, es preferible asumir el error y los cuellos de botellas como parte de la experiencia humana, que terminar con muertos, heridos y encarcelados producto de los conflictos sociales