Este trabajo busca contribuir a la comprensión de la difícil consolidación de una comunidad científica en Argentina en los últimos cien años, tratando de ver si en el tiempo se desarrolló un estilo argentino reconocible de hacer ciencia. En términos generales, la noción de estilos de investigación parece permitir una narración razonable de los procesos de evolución de una comunidad científica en una sociedad específica, permitiendo que el trabajo científico se relacione con los objetivos y recursos de sus practicantes y con la estructura de restricciones del contexto en el cual se desenvuelven. Toda la producción del conocimiento comprende una mezcla inseparable de ambos tipos de elementos. Concluyo que si hay algo que se parezca a un estilo de investigación argentino, a resultado de una práctica científica no significativamente diferente de la norma europea. Las desviaciones seguramente fueron menores y el resultado de brechas temporarias, o de condiciones locales diferentes. En este sentido, el estilo argentino no sería un patrón único, sino una variante de la norma europea. A menudo, los científicos argentinos trataron de crear concientemente una contraparte nacional de la ciencia europea, o mas bien, de lo que creían que era la ciencia europea. En un país del Nuevo Mundo, con un stock humano constituido en gran medida por descendientes de migrantes europeos, enfrentado a los desafíos de promover el desarrollo económico y social en un ambiente altamente politizado, los científicos argentinos desarrollaron estrategias consistentemente dirigidas a maximizar sus intereses científicos en lo que percibían como un medio desfavorable.